Mudarse a un departamento marca el comienzo de una nueva etapa en nuestras vidas. Hacerlo con algo de información te va a ayudar a que esta transición sea más fácil y te va a evitar muchos problemas a largo plazo.
Date tiempo. Aunque tengas una fecha límite para tomar la decisión, intenta ver la mayor cantidad de opciones que puedas. De esta manera, aumentarás las posibilidades de encontrar un lugar que tenga todo lo que buscas.
Conoce al roomie. Si vas a compartir la renta, es fundamental que tomes el tiempo de conocer a la persona con la que vas a compartir tu espacio de vida. No tomes decisiones precipitadas, y no creas que un buen amigo será necesariamente un buen roomie.
Conoce la zona. La ubicación es uno de los factores principales que determinan el precio de renta. Pero también la calidad de vida que llevarás. ¿Queda cerca del trabajo? ¿Tiene espacios públicos? ¿Formas de transporte?
Considera los pagos iniciales. En la mayoría de los casos, tu arrendador te va a pedir un depósito de seguridad. Normalmente va a oscilar entre uno y dos meses de renta. Asegúrate de tener varios meses de renta cubiertos antes de firmar el contrato.
Conoce los términos del contrato. Siempre lee el contrato. Asegúrate de que quede bien claro quién será responsable de pagar los servicios, las reparaciones y el mantenimiento. También conoce la duración del contrato y los castigos por incumplimiento. Esta es una oportunidad para negociar los términos y encontrar algo que les funcione a ambas partes.
Has un presupuesto. Una vez que conozcas tus gastos mensuales, contrástalos con tus ingresos. Incluye un ahorro mínimo del 10% porque siempre habrán gastos imprevistos.
Consigue un aval de confianza. Esta persona tendrá la responsabilidad legal de responder por el pago de la renta si no se lleva a cabo en los tiempos y términos acordados. Por la delicadeza del tema, se recomienda que sea un familiar cercano.
Una mudanza implica siempre incertidumbre. Pero si te informas, puedes convertir este cambio en una aventura enriquecedora.
