El año pasado, la demanda de interioristas y remodeladores aumentó 25% en el país. El cambio de hábitos provocado por la pandemia nos ha obligado a redefinir la importancia de vivir en espacios que nos hagan sentir bien.
Para lograr esto, puedes contratar los servicios de un interiorista. Gente muy talentosa puede darle un giro de 360 grados a tu casa. Pero suele ser un servicio costoso.
Otra opción es informarte y poner en práctica algunas acciones que te ayudarán a levantar el ánimo general de tu casa o departamento. Es mucho más económico y puede hacer la diferencia que buscas. Estas son algunas de ellas:
- Define tu estilo. ¿Qué sensación quieres que transmita el espacio? Puede ser un lugar elegante y minimalista, por ejemplo, o exuberante y divertido. Has un archivo con referencias visuales para definir los colores y estilos que quieres usar.
- Conoce qué no te gusta. Siempre es más fácil decir qué no nos gusta. Una lista de lo que no queremos en nuestras casas nos ayuda a limitar las opciones y a concentrarnos en los elementos importantes.
- Considera el espacio. Usa muebles con tamaños proporcionales a las dimensiones del cuarto. Ten dos cosas en mente: funcionalidad y decoración. Quieres un espacio que te haga sentir bien y puedas usar con facilidad.
- Prueba distintas paletas de colores. La pintura influye directamente en el ánimo del cuarto. Si se usa adecuadamente, puede conectar los espacios y crear un todo en el que las partes interactúan armónicamente. Prueba algunos colores en las paredes. Mira cómo reaccionan con las distintas luces del día.
- Enfócate en la utilidad y la estética, no en el precio. Lo caro no es mejor. Una figura artesanal local, por ejemplo, puede ser suficiente para revitalizar un espacio. Es más importante cómo interactúan los distintos objetos, no su marca ni precio.
Estas decisiones tendrán un efecto a largo plazo. Es recomendable que tomes tu tiempo. Infórmate, prueba, pregunta. A la larga, esto puede convertirse en un proyecto de vida que te llenará de satisfacción.
